La teoría de la célula eucariota

    14 nov 2019 / 11:39 H.
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    Hoy he tenido una epifanía. Ha venido a mi mente la alternativa al dinero. Primero me vi haciendo trueque. Yo tenía manzanas pero necesitaba un botijo. Como unas se pudren y lo otro se rompe, pronto ofrecí una promesa de valor en forma de pepita de oro o de trozo de papel con imágenes de personas famosas. Ese papel engendró más papel con más palabras que permitían conjugar el tiempo futuro del lenguaje del dinero. Tuve más dinero que nunca y con más nombres: bonos, acciones, préstamos, deuda, fondos... Palabras abstractas que cumplían la visión darwinista de la supervivencia del más fuerte. Pero pensé que la naturaleza no funciona así. Al contrario del dinero, la naturaleza no hace esclavos. Ella sigue el modelo de las células eucariotas. Estas células, pese a su diversidad, trabajan juntas en sistemas que forman órganos. Todas poseen las mismas instrucciones pues se desarrollan a partir de una única célula fertilizada. Solo que dependiendo del órgano del que formen parte utilizarán un “input” de información u otro. Este tipo de interconexión es como un fractal universal. Así trabajan los cuerpos, los bosques, los mares o las galaxias. Todos ellos dicen: “Yo no soy si los demás no son”.

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