La rabia
Siento como avanza por mi pecho, desde el estómago hasta la garganta, trato de contenerla, pero sé que en cualquier momento se puede escapar en forma de grito o de insulto. No es fácil controlar ese sentimiento que todos hemos experimentamos con demasiada frecuencia: rabia, frustración, impotencia. Imagino cuánta rabia debieron acumular las mujeres que me precedieron, esas a las que les tocó nacer en una época de represión y machismo. O mis coetáneas que viven en países donde la igualdad sigue siendo una utopía. La ira es mala consejera, altera las emociones y nos puede llevar a cometer estupideces, o crímenes contra la humanidad. Supongo que el pueblo judío ha acumulado mucha cólera a lo largo de su historia y más concretamente bajo el nazismo, cuando muchos de ellos fueron torturados y casi exterminados. ¿Su rabia justifica lo que están haciendo con el pueblo palestino? A mi parecer, nada puede justificar la muerte de niños inocentes a causa de las bombas, las enfermedades o el hambre. ¿Se imaginan ustedes que las descendientes de esas mujeres que tanto sufrieron bajo el patriarcado nos levantáramos en armas para exterminar a los hombres? No, ese no es el camino, usemos las palabras como herramientas de entendimiento, paz y perdón.