La muerte de Keynes
En mi anterior colaboración en Diario JAÉN, publicada el 21 de marzo y titulada “Enésima crisis económica”, tras constatar que en estos momentos nos enfrentamos a un nuevo crack a nivel global, echaba la vista atrás para ver lo que ocurrió y cómo se afrontaron las crisis anteriores (1929, 1973 y 2008); particularmente nos interesaba comprobar y deducir cuáles habrían sido las prescripciones de John Maynard Keynes. En la “Crisis del 29” se aplicaron las recetas del gran economista de Cambridge, es decir, bajar impuestos, reducir tipos de interés, incrementar el gasto público y devaluar las divisas, para luchar contra el desempleo y relanzar la economía. En el caso de que se hubieran de afrontar procesos inflacionistas de entidad se habría de actuar en sentido contrario (subida de impuestos y de tipos de interés, reducción del gasto y revaluación de las divisas). No obstante, nuestro economista sostenía que inflación y desempleo no podían coexistir.
Las recetas keynesianas funcionaron perfectamente hasta 1973. En efecto, a partir de 1951 se vivió una gran ola de prosperidad. Así, se asistió a un lanzamiento simultáneo de la demanda mundial a consecuencia de la importante inflación de comienzos de los años 70, alimentada por la acumulación de reservas en dólares (recuérdense las devaluaciones de la divisa norteamericana en 1971 y 1973). El desbordamiento de la demanda contrastaba con la dificultad de incrementar la producción, siendo la respuesta unos precios más altos (inflación). La consecuencia de la elevación de los precios de los alimentos, de las materias primas y de la energía (petróleo), nos llevaron a lo que denominamos “inflación de costes”, asistiendo a una fuerte caída de los beneficios empresariales, el colapso de la industria y una apreciable crisis del “Estado fiscal”, es decir, incremento del déficit público (el lector, sin duda, estará haciendo el correspondiente paralelismo con la situación actual). En la crisis de los años 70 van a coexistir desempleo (estancamiento y recesión económica) con inflación, siendo éste un fenómeno que no había existido antes y que, desde luego, no estaba previsto por Keynes, ya que solo contemplaba la inflación provocada por incrementos incontrolados de la demanda global; sin embargo, en esos momentos el mundo se enfrentaba a una inflación de costes. Keynes no tiene respuesta.
A partir de entonces se abren paso las políticas económicas liberales de Milton Friedman y la Escuela de Chicago, las políticas de oferta, que defienden que se ha de pasar de los ámbitos macroeconómicos a los microeconómicos, es decir, de la esfera pública a la empresarial. El presupuesto debe ser neutral o, lo que es lo mismo, los ingresos públicos deben ser iguales a los gastos. Los costes de producción se deben controlar a nivel de empresa, reduciendo la factura salarial, poniendo el énfasis en la innovación, la mejora continua de la productividad, la eficiencia y la competitividad, pasando a la economía de los intangibles. Consecuentemente, Keynes ha muerto y Friedman se convierte en el adalid del nuevo paradigma económico y así será durante varias décadas. En los primeros años del siglo XXI asistimos a una etapa de fuerte crecimiento económico a nivel mundial, importante expansión del crédito, aumento del endeudamiento, tipos de interés muy bajos (incluso negativos en términos reales), baja percepción del riesgo por parte de los mercados, elevado crecimiento del precio de los activos (reales y financieros) y débil control por la autoridad monetaria. El resultado de todo ello no es otro que la crisis de confianza, la falta de liquidez, crisis inmobiliaria, encarecimiento de los pasivos bancarios, aumento de la morosidad y problemas de insolvencia de las entidades financieras. En 2008 nos enfrentábamos a una nueva situación, ya que convivían el desempleo con un proceso deflacionista (bajada de precios). La deflación es tanto o más perniciosa que la inflación, ya que los agentes demoran el consumo esperando que los precios caigan aún más. ¿Tendrá Keynes soluciones para el nuevo escenario que se nos presentó a partir de 2008?