La luna “Catalina”

    08 mar 2020 / 09:47 H.
    Ver comentarios

    En realidad, no tengo nombre. Soy esa especie de luna chiquita que acabáis de descubrir revoloteando alrededor de vuestro planeta. Me habéis puesto una de esas cifras que suenan a personaje de película del espacio, CD3 2020, pero siguiendo vuestra costumbre y, dado que los que me han escudriñado son los científicos del “Catalina Sky Survey” de la Universidad de Arizona pues he estado pensando y repensando cómo podría llamarme. Arizona suena a novela del Oeste, así que me quedo con Catalina. Un nombre castizo que, además, tiene raíces en vuestras tierras jaeneras. Además es un nombre de mujer y, aunque soy un asteroide rocoso —poco femenino para los cánones del heteropatriarcado— (sí, es que en el espacio escucho vuestras señales y se me está pegando ese lenguaje que usáis a todas horas) pues quiero reivindicar yo también ese alma dual que arrastro por siderales senderos por los que nunca creeríais lo que he llegado a ver... (ahora me he puesto un poco peliculera de nuevo. ¿Os acordáis de Blade Runner?) Pero volvamos a lo que nos ocupa. ¿Os habéis dado cuenta de que sois el único planeta de vuestra zona estelar con nombre de mujer, con permiso de Venus? Todos los demás son, y volvemos al lenguaje machista, robustos, viriles y recios entre un largo catálogo de similares valores. Pero vuestra casa se llama “La Tierra”, incluso con el artículo femenino singular asociado. Y tenéis una preciosa tonalidad que, vista desde mi perspectiva, vira del cian al celeste, del cobalto al marino, del Klein al añil aderezado con toques de azul de Prusia. ¿Qué otro astro tiene semejante paleta? Y lo que es mejor, ¿quiénes son capaces de distinguir entre todos esos matices de color? Hasta esa autopista en la que navegáis tiene un apelativo mamíferamente femenino: Vía láctea. Lo tenéis todo para que el universo os nombre embajadores feministas del universo conocido. Pero veo y oigo desde la distancia que incluso hoy que celebráis el Día de la Mujer, estáis enfrascados en disputas políticas que os hacen no seguir juntos el camino de la igualdad. Las ideologías feroces se
    imponen a la sensatez y perdonad que me inmiscuya en vuestra realidad del día a día. Acciones populistas y publicitarias se anteponen a las que, fruto del consenso, la
    coordinación, el buen juicio y la razón deberían ser el pilar de cualquier tarea común, de todo esfuerzo para que hombres y mujeres, —terrícolas todos, en un adjetivo que solo es femenino— caminéis hacia el horizonte de una igualdad ecuánime, imparcial y simétrica sin estridencias ni enfrentamientos. Como Catalina, como mujer, os invito a reflexionar. En una de estas órbitas me alejaré de nuevo de vosotros. Pero, como dijo ET: “Os llevaré aquí dentro”.

    Articulistas