La línea del deseo
En la sociedad contemporánea, el deseo se encuentra profundamente entrelazado con el marketing y la necesidad. No podemos abordar el deseo como una entidad aislada, sino que debemos comprenderlo en sus circunstancias, como la abundancia. Ésta no siempre significa prosperidad o satisfacción, sino también un exceso, un “demasiado” que nos satura y nos aleja de la carencia, de lo que realmente necesitamos. Vivimos en un entorno donde lo deseante nos asedia constantemente. En el universo del marketing, los mensajes diseñados para estimular el deseo se emiten sin cesar, a todas horas y desde todos sitios. Estos mensajes ocupan el espacio de nuestro deseo, impidiéndonos siquiera pensar con claridad qué es lo que realmente queremos y necesitamos. Por eso, conviene considerar juntos los conceptos de deseo, marketing y necesidad. Pero el análisis del deseo no puede limitarse a lo económico: también debe incluir una dimensión ética. Los deseos sexuales, por ejemplo, a menudo se enfrentan con las normas morales dominantes, y muchas de sus representaciones se denominan “deseos basura”. En una sociedad tan centrada en el individuo, el deseo es un torpedo en la línea de su flotación ya que pone en cuestión la propia autonomía individual.