La gente
es buena

Con lo que está cayendo, con lo que estamos sufriendo, con las desgracias que hay detrás de muchísimos millones de españoles, la gente normal, no los políticos que están dando una imagen asquerosa y penosa, sino la gente que abre su negocio a pesar de todo, la que se ha quedado sin curro, la que ha tenido que echar el cierre, la que no llega a fin de mes, la que se acuesta y se levanta sin esperanza alguna, la que no sabe de dónde sacar para dar de comer a la familia, esos están dando una lección diaria poniendo buena cara, no al mal tiempo, sino a la tormenta que no amaina. Lo percibo cuando paseo por la calle. Se les ve en las caras, en los gestos, en los movimientos. La gente es buena, demasiado buena en ocasiones, pero no es inmune a lo que están viviendo, y espero que no sea tonta y no se dejen engañar por la jauría de charlatanes que periódicamente, respaldados por buenos sueldos, se pelean e insultan en el Congreso de los diputados, por defender cuestiones tan vitales hoy como una nueva ley de educación o que el castellano deje de ser vehicular, mientras gritan: ¡Libertad!