La frente marchita

En los patios de la cooperativa de Orcera, rodeados de maquinaria, cintas de transporte y prensas rotativas, disfrutamos la actuación de Estrella Morente dentro de la programación de Música en Segura. Más de mil personas, casi todos serranos de pura cepa, nos quedábamos en el más absoluto silencio cada vez que comenzaba un título de repertorio para, a renglón seguido, estallar en aplausos apasionados con caras de admiración y placer. Fue el pasado miércoles mientras el sol iba cayendo y el cielo se llenaba de nubes enrojecidas. Con el Yelmo enfrente y Segura al lado, la noche se acercaba al momento culmen de la primera estrella, sin darnos cuenta de que ya la teníamos subida al escenario, iluminada por una suave luz y acompañada de un guitarrista con manos de terciopelo, y unos palmeros y ayudantes que se dejaban el cuerpo bailando en siluetas negras del atardecer. Un espectáculo grandioso. Las caras de felicidad, de disfrute y de pasión eran otro gran espectáculo que merecía la pena disfrutar. Jóvenes, adultos y otros muchos de mi quinta y más viejos, nos uníamos en silencio para no perder ni una palabra ni un compás ni un movimiento de las sombras. Las máquinas me pareció ver que nos entendían y adoptaban brillos perfectos en los sones. Otro acierto de Música en Segura que aumenta cada año la calidad de los artistas y acierta en los auditorios. Mi enhorabuena.