La economía y su percepción

    21 ene 2025 / 08:51 H.
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    No siempre coincide la realidad con la percepción subjetiva que tenemos de la misma. Esto ocurre en muy diferentes esferas de la vida, ya sea en la salud, en el desarrollo personal o profesional, en el entorno familiar o en cualquiera de los colectivos sociales en los que estamos integrados. Obviamente, no puede escapar a esta dicotomía la situación de la economía española, tal y como la representan las estadísticas objetivas que elaboran las principales instituciones internacionales —OCDE, FMI o UE— o nacionales —INE, Banco de España o Airef— y la percepción de esa realidad económica por parte de los ciudadanos españoles.

    A este respecto, la Fundación de las Cajas de Ahorros publicó este pasado diciembre la III Encuesta Funcas de Navidad (2024), en la que se constata que solo el 20% de los encuestados califica el año como bueno en lo económico para España, siendo un 50% el que lo ve como regular e, incluso, el 30% cree que ha sido un mal año. Cuando se distingue por sexos, vemos que la percepción es aún peor en las mujeres que en los hombres, ya que solo el 17% de las féminas considera que la situación económica ha sido buena en 2024, frente al 23% de los varones. La opinión negativa es más evidente en los jóvenes, ya que solo el 7% de los encuestados de 18 a 24 años afirma que 2024 ha sido un buen año. Cuando se desvía el foco desde la situación económica general del país hacia la de su entorno personal, la percepción cambia apreciablemente. Así, el 37% piensa que 2024 ha sido un año bueno para ellos y para sus hogares, frente al 53% que lo ve como regular y solo el 10% lo percibe como malo —estos porcentajes eran del 20, 50 y 30 cuando se interrogaba sobre la economía española—. En definitiva, estamos más satisfechos con nuestra situación económica personal y familiar que con la opinión que tenemos sobre la evolución
    de la economía del país.

    ¿A qué se debe esta diferente percepción? Parece claro que el juicio sobre la situación de nuestro hogar se ha de basar en datos objetivos, tales como el empleo, los ingresos generados, el nivel de consumo y ahorro y las perspectivas futuras. Sin embargo, la visión de la situación económica española estará sesgada por cuáles sean los medios a través de los que obtengamos la información y, en última instancia, por la ideología de cada uno de nosotros. En efecto, en el trabajo referenciado se constata que solamente el 11% de los encuestados situados en el espectro político más a la izquierda percibe como malo 2024, frente al 50% de los ubicados en posiciones más de derechas. De estos últimos, solo el 9% califica como bueno el año concluido, mientras que son un 44% de la izquierda los que lo perciben así. Consecuentemente, frente al dato objetivo de nuestra situación económica familiar, encontramos la percepción subjetiva/ideologizada sobre la realidad de la economía española.

    En las mismas fechas del estudio demoscópico comentado, el semanario británico “The Economist” coronaba a España como la “mejor economía avanzada en 2024”. Según sus cálculos, el país está en el camino de ser la economía del mundo rico con mejor desempeño en 2024, ello en función de una serie de variables que incluyen el crecimiento del PIB, la inflación, el desempleo, la política fiscal y el comportamiento del mercado de valores. Aclaremos que “The Economist” no es un tabloide del laborismo británico, sino una publicación en el espectro del liberalismo económico, cuya editorial está controlada en un 50% por las familias Rothschild y Agnelli —seguro que les suenan—. A esta apreciación podemos añadir que la OCDE estime que España crezca en 2024 cuatro veces más que la Zona Euro o que el FMI nos sitúe como la gran economía avanzada que más crece. Los discursos apocalípticos de algunos líderes políticos y de sus altavoces mediáticos están ocultando, ignorando y ninguneando una realidad económica que es brillante en nuestro país y que es imputable al conjunto de los españoles, de sus empresas y de sus instituciones. No es de recibo que la lucha política opaque la realidad económica, el prestigio y la autoestima de todos los españoles.



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