La doble faz

Cabe preguntarse si el empeño de aparentar ante nuestro entorno social y familiar, realmente nos reconforta o puede ser más bien una huida hacia delante. Pareciera que es obligado hacer pensar a los demás que nuestra vida es chupi entre las chupis. Es una muestra del deseo interno de dar positividad, otra cosa es conseguirlo. Tanta imagen hacia afuera, con una sonrisa ensayada, no creo que conduzca a la verdad de cada uno, y lo siento por quien lo practica, pero no termina de hacérnoslo creer, dado que, de contrario, nos inundaría el cariño, la admiración y el amor. Pensemos que vivir involucrado en un continuo maquillar la auténtica situación, puede que esté dañando a los observadores débiles, que se destrozan internamente pretendiendo imitar o alcanzar lo que otros les quieren hacer creer, sin saber que la vida de los demás, a pesar de sus fotos e imágenes, no será muy distinta a la suya, pero escondiendo bajo filtros y reels, desamor, dolor, hastío, soledad o fines de mes apretados. Es fácil observar como la competición se acelera en estas fechas, aderezada por el consumismo feroz que frustra al no pudiente, al que tanto desea alcanzar, víctima de esa doble cara de esta nada sincera sociedad.