La DANA y su gestión

La DANA ha sido inevitable y su gestión, imprescindible. Las catástrofes naturales, y también las provocadas, como terremotos, incendios, pandemias, volcanes, etc., suelen ser difíciles o imposibles de evitar. La gestión de esas catástrofes, no. Y no siempre los responsables están preparados para afrontarlas con prontitud y con eficacia. Sus resultados están ahí; la muerte de los ancianos en residencias, la pérdida de vidas por ahogamiento, la pérdida de casas, de enseres, de negocios y de todo cuanto es posible perder por agua y barro o por fuego. Y no siempre los responsables están preparados; y esto o porque no son los mejores ni los adecuados o porque se han desmantelado los dispositivos que velaban para enfrentarse a dichas emergencias o por ambas cosas a la vez. Mientras, la pelota de la responsabilidad se pasa de uno a otro, viéndola pasar le gente sobre sus cabezas, hundidos en su miseria y abandono. La derecha ha demostrado, una vez más, que gestionar no sabe y cuando le toca hacerlo, lo hace mal. Los ciudadanos les sacamos del atolladero y ellos después se cuelgan las medallas. Pasó con el Prestige, con la Pandemia y ahora con la DANA. La mejor gestión es, sin duda, la que emana de nuestra solidaridad.