La cuerda de tres hilos
Hace tiempo que no voy de boda, pero esto se acaba, porque el próximo domingo, Dios mediante, acudiré al enlace matrimonial de Lucía y Sergio, una pareja que va a celebrar su matrimonio de forma auténtica, que saben a lo que se comprometen y tienen muy claro el sentido de su vida en común. No todo el mundo se casa por la Iglesia con las ideas tan claras y con el convencimiento tan profundo de esta pareja. Me encanta acudir a este tipo de celebraciones religiosas en las que es presente y notorio que Dios ocupa su lugar, y así me consta que lo están preparando. Cuando Lucía y Sergio se prometan para siempre, no siempre “serán felices y comerán perdices”, pero sí siempre contarán con la ayuda de Dios para superar las dificultades cotidianas de cada día que son inevitables. Lo que sí han querido evitar es un compromiso superficial, temporal, exento de esfuerzo y sacrificio. Han optado por un matrimonio que exige compromiso pero que es camino de felicidad; no sin obstáculos, pero cargado de oportunidades para vivir una entrega fascinante. En esta colaboración no cabe dar ningún consejo, tan solo mi agradecimiento de poder contar con mi familia para este día tan especial; mi reconocimiento por vuestro sí cargado de fe, ilusión y sentido común; mi aplauso por vuestra valentía esperanzadora y testimonial; y mi deseo de que vuestras vidas siempre estén junto al Señor, porque Él es capaz de transformar la oscuridad en luz, de convertir las amenazas en oportunidades, de derrochar su Gracia para permanecer unidos siempre. Será un día para celebrar, festejar, agradecer y compartir, ingredientes esenciales no solo con la vista puesta en lo terrenal, sino también con la mirada fijada en lo espiritual, porque la Fe será la protagonista de vuestras vidas. Que vuestro matrimonio sea una vida “De colores”, sabéis bien el significado de estas palabras y lo que ello conlleva. “Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de unidad perfecta”. Comenzaba escribiendo “Dios mediante”, que Dios sea medidor en vuestras decisiones, porque “la cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente”.