L’Hôtel de Ville a Jaén

Aveces algunos por epatar, no saben qué decir y —siguiendo los galicismos— convertir el “Hôtel de ville” en alojamiento de lujo se antoja un despropósito; más de uno se quedó de una pieza al oír que el alcalde, “urbi et orbe”, iba a destinar la sede del Consistorio en la Plaza de Santa María a hotel de lujo frente a la Catedral. No es que el edificio sea un monumento suntuoso ni de larga tradición para una ciudad que presume de 1.200 años de capitalidad de Cora moruna, pero es el que tenemos. De hacerlo, debería ser una decisión meditada y consensuada, máxime cuando aquí las lealtades de los votantes son efímeras y en cada elección cambiamos de gobierno. Si la propuesta incluye en el lote turístico el Palacio del capitán Quesada y el del Condestable, es poner en la almoneda la esencia de la ciudad, causa grave quebranto al centro monumental, deja el casco histórico para los turistas y priva a la ciudad de memoria y vida cotidiana. Con suerte, el traslado al ensanche podremos celebrarlo dentro de otros 1200 años. Un cambio en la esencia y filosofía de la ciudad no puede sacarse de la manga para sorprender al auditorio. Ignoro si el sufrido Jaén merecerá más; sin duda, merece otra cosa.