Juan Genovés, el artista de la reconciliación entre los españoles

Si hay una obra de arte que simboliza la reconciliación de los españoles, en un periodo histórico conflictivo de paso de la dictadura a la democracia, esa es El abrazo, del pintor valenciano y madrileño Juan Genovés, fallecido cuando se disponía a cumplir los 90 años. El abrazo, pintado en 1976, pronto se convirtió en emblema de la transición política. En sus aspectos formales, el cuadro era la continuación de una serie de pinturas en la que figuraban personas donde más que la identificación del rostro, lo importante era su movimiento en el grupo humano. Movimiento que se alejaba de la violencia y quería ser un alegato sobre el entendimiento, el respeto y la paz.
Se trataba de una obra figurativa, alejada de la abstracción y el informalismo que entonces se comercializaba con éxito en las galerías y mercado del arte. El artista no escondía su compromiso social y político y concebía la creación como expresión del consciente e inconsciente individual y social que denunciaba la injusta realidad al tiempo que apostaba por su transformación. Nacía con la vocación de ser un grito más a favor de la reconciliación. Se inspiró, en parte, en la salida del colegio de un grupo de alumnos que compartían alegría y se abrazaban. Los hombres aparecen en comunidad, pero de espaldas, una mujer parece querer abrazarse con el infinito. Los individuos marcaban así una nueva relación con la sociedad. El cuadro parece un momento cinematográfico congelado sobre un paisaje urbano dinámico. La comunicación y el deseo son más importantes que los valores estéticos. El movimiento gana la partida a la inacción. Los tonos ocres de las figuras resaltan con nitidez sobre el blanco de fondo.
Para Genovés, el arte debía servir para cambiar el mundo y, en aquel momento, la nueva realidad debía ser una democracia con libertad, entendimiento y derechos humanos que superara para siempre la represión de la dictadura. “El cuadro —explicaba el autor—, representa la historia de los resistentes que teníamos un lema: la unión de todos los españoles; la superación de los problemas, la renuncia a nuestros odios anteriores para conseguir la unión de todos”.
Pintado en años de clandestinidad, El abrazo, con unas dimensiones de metro y medio por dos metros, pasó varias décadas depositado en sótanos, primero del Museo de Arte Contemporáneo de la Ciudad Universitaria, y, luego, del Museo Reina Sofía. Fue cartel de cabecera, junto con el Guernica, en muchas de las casas habitadas por luchadores de la democracia. Adquirió también el significado de la reivindicación de la amnistía para los presos políticos que abanderaba la Junta Democrática. Cuando se produjo la matanza de abogados de izquierdas de la calle Atocha el 24 de enero de 1977, por parte de individuos de extrema derecha, el cartel que figuraba en una las paredes fue salpicado por la sangre de los asesinados. Más tarde, el Ayuntamiento de Madrid, como memoria y homenaje a las víctimas, le encargó al pintor una escultura de El abrazo, junto a la entrada-salida del metro de Antón Martín. En 2016, el Museo Reina Sofía lo cedió en depósito, para su exhibición, al Congreso de los Diputados.
A partir de 1984, Juan Genovés obtuvo importantes reconocimientos como el Premio Nacional de Artes Plásticas de España (1984) y de la Generalitat valenciana (2002) o La Medalla de Oro de Bellas Artes (2005). Sus obras están presentes en importantes colecciones y museos, desde del Reina Sofía de Madrid, al MOMA de Nueva York. Pero convendría recordar que este artista, tan reconocido posteriormente por su obra, cuando pintó El abrazo, fue detenido por la brigada político-social del Régimen, durante una semana, en la Dirección General de Seguridad.
La actualidad de El abrazo es que nos sigue convocando al entendimiento y la reconciliación de todos los españoles, que desgraciadamente continua siendo un problema histórico y del presente. La actualidad de Juan Genovés, pintor comprometido con la libertad y la democracia, radica en su mensaje: “Cuando nos tropezamos de frente con problemas que parecen no tener solución y nos crispan, tenemos que saber mirar por encima y buscar acuerdos y entendimiento”.