Jaén y Badajoz, diócesis hermanas

Soy un cura que escribe, no un periodista que dice misa. Lo aprendí de don Antonio Montero, Arzobispo Emérito de Mérida-Badajoz. Hace diez años que pasé largas horas conversando con él en Sevilla, en la calle Arroyo. En el ramal derecho, almorzaba con mi gente que allí entonces vivía; después, cruzaba José Laguillo, y en el ramal izquierdo, pasaba la tarde con don Antonio, intentando cuajar un libro con sus memorias. Tres meses después, y con más de treinta horas de grabación, rompimos ramales. Ni yo era un amanuense, ni el mercado editorial estaba para tirar cohetes. Mucho aprendí de él esos meses. “Juan, has logrado que Vida Nueva llegue a América Latina, y que la lean los obispos; sigue escribiendo corto para que te lean largo; dando rodeos al cable sin pisarlo; y acaba dando un zapatazo”. He escuchado los audios diez años después. De ellos entresaco estos titulares: Don Miguel Peinado fue mi maestro”; “Por García Aracil, mi sucesor, rezo cada día”; “El obispo de Plasencia, don Amadeo, sería un buen obispo para Jaén”; “Hacen falta obispos periodistas. Gil Tamayo seria el adecuado”. Badajoz y Jaén son las diócesis más extensas de España. No pierdan comba.