Jaén está sucia

Quizás me he quedado corta, creo que mejor sería decir: Jaén está muy sucia. Duele, no lo duden, me sabe mal decirlo, pero hay que hablar claro, con propiedad y lo justo está en reconocerlo. ¿Es abandono? ¿Somos los jiennenses sucios? o qué. Ni lo uno ni lo otro, el jiennense es limpio, criado en limpieza. Las mujeres de Jaén se levantan al alba y sus casas brillan. Todos lo sabemos porque lo hemos visto. Luego entonces. ¿Dónde ponemos la tilde? Creo que Jaén lo que está pidiendo a gritos no es otra cosa que “concienciación”. Las calles están sucias. Las aceras rotas, deterioradas, baldosas levantadas para romperse la crisma al más leve descuido del peatón. Hojas, papeles por doquier. Pocos o ningún acceso para minusválidos, todo dejado de la mano de Dios. Tenemos en estos días un tráfico grande de personas que traen a sus hijos a la Universidad. Duele oír los comentarios que nos dedican. Una campaña fuerte de “urbanidad” que empape, que cale hondo, que saque los colores al infractor. Que sepamos circular mirando por lo limpio. Las mascarillas se tiran en las papeleras o en la basura de casa. No se garabatea en fachadas. Y si ocurre, que se castigue y repare y no de lugar al abandono.