Ironías de la vida

07 ago 2017 / 11:01 H.

L a muerte de Ángel Nieto me ha hecho recordar las ironías que a veces tiene la vida. Hace ya años, el torero Antonio Bienvenida, un maestro magistral que se había enfrentado a centenares de toros bravos en los ruedos, perdió la vida al ser cogido, en un tentadero, por una vaquilla. Ahora, el destino vuelve a sacar a pasear su ironía y permite que un gran campeonísimo de las carreras de motos, que se jugó la vida infinidad de veces en el asfalto, muera al ser embestido por un vehículo cuando iba montado en un quad, un vehículo de cuatro ruedas. Un accidente que Angel Nieto sufrió en Ibiza el pasado día 26 de julio y que lo llevó a la muerte el 3 de agosto. Una muerte que ha levantado una multitudinaria expresión de dolor en el mundo del motociclismo y de la legión de admiradores que el campeón supo ganarse en sus brillantes años de competición.

Confieso que el deporte del motor nunca llegó a entusiasmarme, pero la victoriosa trayectoria de Ángel Nieto no solo llegó a interesarme sino que también se ganó mi admiración. Ser campeón del mundo en 13 ocasiones él, que era muy supersticioso, siempre decía 12+1- y 23 veces campeón de España era, en aquellos años, una heroicidad que hizo que el piloto zamorano entrara en la leyenda como un ídolo esplendoroso. Fue un pionero del motociclismo, comenzando desde el puesto más humilde, aprendiz de un taller, hasta llegar a la cima de la gloria deportiva para ser un maestro inolvidable. Le fueron concedidos múltiples galardones que reconocían sus resonantes éxitos deportivos, amén de premiar también su condición humana, siempre humilde, sencilla, porque nunca dejó que las luces de la fama lo cegaran. Siempre cercano y conciliador, gozaba del afecto y el respeto de cuantos lo trataron.

Tenía 70 años y estaba pleno de vida cuando, insisto, la ironía de la vida, le gastó esa trágica broma. Ángel Nieto ha ido a unirse a ese grupo de elegidos que supieron ganarse la gloria con su esfuerzo ilusionado. Nos queda su recuerdo cuajado de grandes hazañas deportivas que, muchos años después de su retirada, nadie ha podido igualar y posiblemente pasen muchos años más para que alguien lo consiga. Es posible que su muerte haga recapacitar a quienes pueden hacerlo y ese museo que con su nombre se abrió en Madrid, deje de estar abandonado y abra sus puertas de nuevo.