Inventos
Nunca vamos a saber quién tuvo la ocurrencia de frotar dos palitos insistentemente hasta que estos prendieran en fuego, seguro que el anónimo inventor no esperaba más que asarse unas chuletas, darle luz a su cueva y usar luego el carboncillo del tizón para dibujar bisontes y ciervos en la paredes ahora iluminadas de su hogar. Domesticar el fuego trajo consigo muy significativos avances que vinieron a mejorar la calidad de vida de aquellos lejanos antepasados, facilitándoles una completa alimentación que los hacía más fuertes, imaginativos y trasnochadores. Pero también hizo más crueles, sanguinarias y destructivas las contiendas: las llamas cambiaron a peor las antiguas maneras de matarnos. De aquella chispa que por primera vez puso el fuego en manos del hombre, a la inteligencia artificial y el metaverso de hoy, se han ido inventado muchas cosas. Sin saberlo, nuestro desconocido autor fue el primero que de una tacada inventó la destrucción y el progreso. Se merecería sin duda uno de esos premios Nobel que ideó el padre de otro fuego mucho más explosivo, que se quedó pequeño cuando un tal Einstein trajo el mismísimo fuego del sol a estos infiernos.