Inocentadas

28 dic 2016 / 12:11 H.

Supongo que las tradiciones no han cambiado y en este día de hoy las gentes están preparadas para encontrarse con que le han echado sal en el café, que le han pegado un muñequito de papel en la espalda, que le han metido un huevo crudo en el bolsillo de la americana o que te pidan un par euros prestados para decirte inmediatamente aquello de que por inocente pagaste la patente.

Son las bromas inocuas de siempre, aunque continuamente se vayan añadiendo otras por el estilo, que solo tienen el objetivo de ocasionar una sorpresa con leves consecuencias al embromado y algunas sonrisas a quienes están alrededor. Las bromas con medida resultan hasta simpáticas y no hacen daño, incluso la de mezclar entre las rosetas unos trocitos de tiza o untar el teléfono con tinta o grasa para que cuando te lo acerques al oído mancharte la oreja.

Yo creo que estas viejas bromas ya no existen porque no producirían efecto alguno si tenemos en cuenta las inocentadas que sufrimos los humanos a lo largo de todo el año, que sí son realmente hirientes, vejatorias y dañinas. Que te pida un amigo un euro y te diga que eres un inocente es una minucia comparado con el hecho, según parece, de que una entidad bancaria, Bankia, presidida por Rodrigo Rato, le pida sus ahorros a un montón de personas humildes y les diga luego lo de por inocente pagaste la patente. Inocentada dolorosa ha sido la de ese padre que ha estado jugando con la salud de su hija, una menor, para llenarse los bolsillos con el dinero que la gente buena —que él llamará inocente— le ha donado para la curación de la niña. Inocentadas importantes suelen ser muchas veces las elecciones en las que todos los partidos nos engañan como a chinos, si es que a los chinos los puede engañar ya alguien. Inocentada triste es la subida de las pensiones de los jubilados. Inocentadas frustrantes son las que nos deparan todos esos políticos corruptos que roban nuestro dinero sin el más leve arrepentimiento. Así que no se enfaden con los amigos si alguno les dicen que les llaman al teléfono y, cuando lo coges, desde el otro lado del hilo te dicen ¡tururuuuú! Los amigos son unos benditos. Así que es mejor pertrecharse con buen humor en este Día de los Inocentes y mucho más en el resto de los días del año en que, normalmente, las inocentadas hacen mucho más daño.