Infame manipulación

El caso de Donald Trump está dando mucho que hablar, para mal, por desgracia. Está cometiendo errores que serían duramente corregidos en un país normal, en donde se respeten las reglas de juego de la democracia. Para empezar, este líder se comporta como un psicópata. Como las cosas no pintan como a él le gustarían, ataca a los que le presentan otra realidad a la que él desea, como pueden ser bien la cadena Fox News, bien colaboradores cercanos o lejanos, bien colegios electorales... El segundo error es el enrocamiento negacionista de admitir que ha perdido estas elecciones (es lo peor que le puede pasar a él: ser un perdedor) o admitirlo pero acusando de fraude electoral al sistema porque las urnas le han dado la espalda en la mayoría de estados; sigo siendo el presidente, recalca a quien le quiere oír (que cada vez son menos, por cierto). Además, como tercer error, debajo de este gran trampantojo, de este gran plató en el que ha convertido a la Casablanca con él como único showman, se esconden los temores de un hombre que anda metido en líos económicos de deudas y extorsiones varias, que en cuanto deje de ser presidente irán por su yugular. Y se quiere librar de la cárcel, que le espera. A tanta manipulación infame le vendría bien un castigo ejemplar.