Independencia judicial

    08 sep 2021 / 17:03 H.
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    Septiembre. Comienza el curso. También el judicial. El lunes 6 se abre el Año Judicial en acto solemne. Se escucharán las mismas quejas del presidente del Consejo General del Poder Judicial en funciones, ya que su mandato acabó en 2018, sobre la necesidad de que los políticos se pongan de acuerdo para su renovación. Y ahí andan enzarzados de nuevo. El consenso es difícil cuando PSOE y PP juegan sus cartas con la estrategia de acaparar más poder tratando de meter mano en el pastel judicial. Las posturas están claras. Pero hay un matiz importante ahora en la del PP: cambiar la ley para que sean los mismos jueces y magistrados los que se elijan entre ellos, lo que venía pidiendo Ciudadanos. Lástima que no
    se le ocurriera proponerlo cuando estaban en el gobierno, cuando Rosa Díez (UPyD) les espetó aquello de “¿Cómo vamos a acabar con la corrupción política si los partidos se empeñan en elegir al gobierno de los jueces?”. Eso mismo pensaba Pedro Sánchez en 2014 cuando estaba en la oposición. Así son nuestros políticos. Solo tienen buenas ocurrencias desde la oposición. Luego olvidan.
    Y en esas aparece el ministro Bolaños llenándosele la boca de democracia. Y no entiende, que para que exista una verdadera independencia entre los tres poderes del Estado, regla básica de un Estado de Derecho, el poder judicial no debería ser elegido por los mismos sobre cuyas actuaciones debe discernir. Evitar clientelismo se llama. O sí lo
    entiende, pero ahora está en el poder. Porque basta un poquito de lógica para ver que la garantía de independencia del poder judicial está reñida con que
    el ejecutivo y el legislativo elijan a los miembros del CGPJ entre sus partidarios. Que proponga mejor fórmula
    “democrática” a que sean los mismos jueces los que elijan el organismo que los va a regir, como se suele hacer en corporaciones de carácter público. Entre los cinco mil y pico jueces los hay de todas las tendencias. Y en mi opinión para evitar que se politice la justicia, bastaría un concurso de méritos diáfano y un sorteo entre quienes lo cumplan. Así, con los ojos vendados. Sí lleva
    razón Bolaños en que mientras la ley
    no se cambie, hay que ajustarse a la actual, mal que le pese a PP, que la sacó adelante, y a los que pensamos que la actual es un disparate.

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