Impresiones

    11 oct 2018 / 11:08 H.

    En esta noche sevillana, mi memoria se inunda de variadas impresiones en el intradós de mis íntimos recuerdos; por eso, van resonando las sonoras campanadas de la torre más alta y bulbosa de Úbeda y haciéndose presentes las imágenes del deteriorado Huerto del Carmen, por culpa del gamberrismo, mientras los tibios rayos de sol van naciendo por oriente, y voy experimentando la desazón por la barbarie y el incivismo que nuestros jóvenes muestran a diario con sus pintadas provocadoras y en sitios inapropiados. Hasta me asquean las múltiples cacas de canes diseminadas por las calles, a cuyos propietarios les da igual que ensucien nuestra ciudad patrimonial. Parece que, en aquel amanecer, oigo el canto del gallo y siento cómo mis pituitarias palpan los azucarados vestigios de las tahonas de antaño; incluso, quiero escuchar los cascos de las bestias caminando por las calles empedradas que, posteriormente, coches o tractores, liquidarán. No obstante, siento paz, melancolía e intimismo al rememorar aquel lejano amanecer, mientras el alegre y agradecido piar de los pajarillos va revoloteando por los árboles, cual oración de gracias a Dios por la llegada del nuevo día.