Querido pueblo

Recuerda la sensación de cuando cogías la fruta directamente del árbol y la comías mientras el aire parecía acariciarte las mejillas? ¿Recuerda cuando jugabas al escondite tras viejo el granado? ¿O cuando tu abuelo partía las almendras frescas junto a la lumbre? Tal vez no lo haya vivido, y desgraciadamente carezca de esas “casi necesarias” sensaciones de contacto con esa vida. Pero el autentico problema es que estamos dejando de tener contacto con los animales y la tierra que nos dan de comer. Porque hoy, la tierra no es rentable, no está de moda, es duro trabajarla (como siempre ha sido), y mientras, los pueblos viendo a sus habitantes emigrar, sus escuelas cerrar, sus tierras desertizarse por la ausencia de cuidado, sin nadie que recoja las cosechas y críe los ganados que nos alimentan. El éxodo rural no solo afecta a nuestro país, sino al planeta entero: la pérdida de biodiversidad y de calidad alimentaria, y el empobrecimiento de nuestra historia sostenida en el esfuerzo de nuestros antepasados rurales. El Gobierno ha propuesto reforzar el apoyo de empleo y emprendimiento rural ¿palabras? Recemos para que resurja la vida de donde originariamente nació, “el pueblo”.