Hablemos de tenis

Largas colas de personas esperando una prueba que les diga si se aíslan o continúan con sus afanes diarios, confinamientos de incertidumbre y soledad, colapso en los centros de salud y agotamiento de nuestros grandes sanitarios. Ventanas abiertas en las aulas donde un buen plumón se ha convertido en nuestro mejor aliado y respeto constante hacia las normas, siempre, con mirada sonriente. Y, en medio de esta vorágine en la que el mundo vuelve a lidiar con la pandemia, surge un señor, número uno del tenis mundial, lidiando también pero con la justicia, ocupando espacio en los medios de comunicación, un espacio que no creo que merezca porque, ante todo, la ciudadanía es inteligente para saber discernir entre lo que se quiera o se deba hacer. No, señor Novak Djokovic, respetemos decisiones personales hacia la vacunación pero acatemos las reglas del juego en la cancha y en la vida. Cansados se sienten sus compañeros del Abierto de Australia por esta polémica y la grandeza de Muguruza o de Nadal ya se ha pronunciado: “Todos conocíamos las normas, ni nada ni nadie están por encima del deporte”. Comienza el primer set y, ahora sí, hablemos de deporte, de elegancia, hablemos de tenis.