Genocidios a la carta
Si gobernara la derecha, ardía la calle”, y con cualquier conato de descontrol dictatorial se corrobora que, pese a regir, se oposita. Ejemplo: la vuelta ciclista, con esos radicales de la ultra izquierda, que habitan en los consejos de ministros, jaleando y alentando a un boicot que echan de menos. Los sindicatos pasearon por Jaén, en coche, sin 2030 contaminante. La manifa radical genera adicción, y entrenan con los ataques a Palestina. Calienta que sales: volveréis al espacio que no debisteis abandonar. Podremos debatir cómo lo hace Israel, si son los Astérix de occidente ante el imparable avance islamista, pero la vida humana es sagrada. Vale lo mismo la del amigo de Trump que la del más sanguinario terrorista palestino. O la de los católicos asesinados en Congo (patrocina al Barsa), que de los ucranianos masacrados. Incluso la de los ciclistas de la Vuelta y los agentes que garantizan su seguridad, y la de todos. No vale alegrarse de ninguna muerte; se debería protestar por todas. Esta izquierda radical es más clasista y fascista de lo que ellos mismos creen, van de anti y son pro....