Gane quien gane

    07 nov 2020 / 17:38 H.
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    Hasta hace cuatro años, nunca había prestado mucha atención al resultado de las elecciones de EE UU. Demócrata o republicano, liberal o conservador, siempre ganó un candidato convenidamente capitalista, proclive a la guerra y convencido creyente religioso. De una manera u otra, sea cuando sea, salga quien salga, con mejor o peor suerte, todos los elegidos han dado continuidad al mismo patrón económico, diferencial e imperialista. Siempre ha dado igual el nombre del presidente del país más poderoso del mundo, poco o nada, y menos para bien, han variado las cosas. Con todo eso, y más que no hablan muy bien de su democracia, y porque se fue Obama y llegó Trump. Llevo cuatro años esperando a ver si por fin echan al rubio. El martes pasado parece que empezó a abrírsele la puerta de salida de la casa blanca, pero el lanzado ya ha dicho que se va a oponer al desahucio, que no da legitimad al gobierno saliente y que agotará todas las vías judiciales e impugnará cualquier resolución que niegue sus interés. Desde no mucho tiempo atrás la
    democracia está siendo invadida por individuos, ajenos
    al alma que sostiene la realidad de las cosas.

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