Filosofía minusvalorada

    22 dic 2021 / 16:26 H.
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    Colectivos que representan al profesorado de Filosofía y Humanidades, manifiestan que la nueva Ley de Educación, la Lomloe, da prioridad en sus currículos a las “ciencias” en detrimento de las “letras”. Se olvida así la advertencia de los ilustrados: no habrá progreso científico-técnico sino hay progreso moral. Kant se preguntaba qué es la Ilustración y se respondía que es el valor de pensar por sí mismo, sin prejuicios; de ejercer libre y racionalmente la condición de ciudadanía. Los últimos textos legales sobre educación se marcan como objetivo “lograr la autonomía y promover la reflexión crítica de nuestro alumnado”. Sin embargo, los currículos perfilan la ESO sin Ética, sin Educación para la Ciudadanía, y la Filosofía queda mermada en Bachillerato. También otras disciplinas de Humanidades quedan relegadas respecto al ámbito científico y tecnológico. Se renuncia así al objetivo de que el siglo XXI sea el del progreso ético como respuesta a un mundo maquinizado y deshumanizado. Ciertamente, la Filosofía no es una disciplina que se posiciona en competencia con los “saberes útiles”. Pero a quienes critican la “inutilidad” de la Filosofía, respecto a las tecnologías, habría que recordarle que fue el filósofo alemán Frege quién propició el nacimiento de los lenguajes formales que permitieron la construcción de los ordenadores. Quienes desprecian el valor de la Filosofía en épocas de revoluciones científicas, deberían saber que Galileo, Copérnico o Kepler, impulsores del paradigma de la revolución científica de la Modernidad, partieron de la Metafísica de Platón para definir el orden heliocéntrico del universo. Quienes niegan el papel transformador de la Filosofía, deberían reflexionar sobre la centralidad de las ideas de Locke, Rousseau o Kant para la constitución de la democracia liberal en Occidente. Sin olvidar a los “filósofos de la sospecha”, Marx, Nietzsche y Freud, críticos respecto a las alienaciones. A los que defienden la independencia y superioridad de las Matemáticas, se les puede recordar las aportaciones de filósofos como Pitágoras, Platón, Descartes, Leibniz o Russell a las Matemáticas... Cuenta Aristófanes que los atenienses que condenaron a muerte a Sócrates, al oír en el teatro que citaban al filósofo como “el hombre más justo de Atenas”, rompieron a llorar y mostraron su reconocimiento a la filosofía. Una sociedad culta no se puede permitir el lujo de renunciar a saberes “no útiles”, los más libres y necesarios y, por tanto, imprescindibles.

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