Excusatio non petita...

    26 feb 2022 / 16:30 H.
    Ver comentarios

    Es muy habitual escuchar explicaciones de gentes a quienes no se les han pedido. Suelen ser dadas a modo de excusa general en forma de “yo no he sido”, “yo no estaba”, “yo la dejé en su casa” o el conocido “a mi que me registren”. Todas ellas dejan clara la evidencia de un algo oculto que se rebela con solo la intentona de quitarse de en medio de lugares y situaciones en las que, a priori, nadie le ha metido, y nadie le ha aludido. Me ocurrió hace unos días cuando, sin que nadie preguntara nada a una susodicha persona, respondió a ninguna pregunta diciendo algo así como “a mí no me preguntéis porque yo no sé nada”. La mirada perdida acompañaba sus palabras con una alta dosis de nerviosismo incomprensible minimizado por la conocidísima trampa del móvil necesitado, urgente, ineludible, inevitable. Refugio de los ocultamientos y traiciones más profundas e infames. De manera solemne, el que miente, deja caer las pruebas en tres pulgadas de teléfono como si de fe pública notarial se tratara. La primera salida es habitual hasta en los juzgados: “el móvil dice que no estaba” y la justicia le llama inocente, cuando el verdadero inocente es el que no entiende que una explicación no pedida, es una culpabilidad manifiesta.

    Articulistas