Exclusión financiera

    25 ene 2021 / 14:23 H.
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    Es innegable y palpable el profundo retroceso experimentado por nuestra sociedad en términos de desigualdad, social y económica. Con la crisis financiera iniciada en 2008, el fin de un período de crecimiento acabó de manera precipitada, que no inesperada, sin que las personas con menor capacidad de adaptación al cambio cíclico hubiesen tenido la más mínima oportunidad de sortearlo. En abril de 2009, por este mismo medio, me atrevía a escribir sobre los efectos reales de la exclusión financiera, latente en nuestras vidas hasta ese momento. Desde entonces, hemos transitado por una horrible senda de descomposición de nuestro sistema financiero, desde la desaparición de las cajas de ahorro hasta la concentración oligopolística de los bancos, con pérdidas para todos los ciudadanos no sólo en términos de oferta, con un importante incremento de las condiciones y costes financieros, sino también de demanda, al haberse restringido nuestra capacidad de endeudamiento por nuestra menor solvencia. Todo ello aderezado con el cierre de oficinas y la concentración de operaciones por internet. Y parece que no hay nadie que quiera parar este proceso.

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