Evocando Navidades
Las navidades siempre se han caracterizado por ser símbolo de alegría, paz y amor; resumiendo, mucha reunión, muchos besos y muchos abrazos. Recordemos el anuncio de turrones; “El Almendro siempre vuelve a casa por navidad”, con esas imágenes del hijo que bajaba del tren y se abraza a sus padres. Pues este año va a ser que no, los achuchones los dejamos para el que viene que no está el horno para bollos. A cuenta de esto me han venido a la memoria imágenes añejas, en algunos casos las he conseguido recordar gracias a la cantidad de fotografías antiguas que circulan por las redes y que sirven para refrescarte la memoria.
El pistoletazo de inicio de estas fiestas lo daba y lo da la Concepción, con el correspondiente montaje de belenes. En ellos no podía faltar su correspondiente musgo cogido de las zonas más umbrías del cerro del castillo (hoy en día te pillan cogiendo musgo y te cortan las manos) y por supuesto no podía faltar el moco del tren, que para los jóvenes que no lo sepan era la escoria del carbón de las antiguas máquinas y que bajábamos a recogerlo a la estación. Paralelamente se sacaban unas botellas de resol y de anís (por supuesto Castillo de Jaén), junto con unas bandejas de turrones, yemas de Santa Úrsula, alfajor (que se solía hacer en las casas), y una variedad de mantecados que solían venir en un cajetón de cartón, en muchos casos con el dibujo de un Corazón de Jesús o de una Virgen.
Esta caja estaba rodando por la casa prácticamente hasta Semana Santa y se acababa tirando junto con la mitad de los mantecados ya pasados. Antiguamente el día 24 era vigilia, por lo que o tomabas besugo que era lo típico, o te esperabas que diesen las doce para ponerte púo. Había una tercera opción que era comer lo que te diese la gana y luego confesarte, por lo que cuanto la iglesia se percató, adelantó la vigilia al día 23. Entonces fue cuando entró el pavo en las cenas de nochebuena. Por ahí circulan fotos antiguas de manadas de pavos en la plaza del pósito, sueltos y controlados por un solo pavero con una caña, que los vendía pesándolos en una romana cabeza abajo. Recuerdo nítidamente el titar o glugluteo de los pavos cuando los estaban matando, que aún hoy me causa repelús. Cuentan que en las zonas rurales, los niños jugaban a la pelota con el estómago del pavo inflado. Al terminar la cena se asistía a la misa del gallo, encontrándonos a la salida grupos de jóvenes con zambombas cantando villancicos (se remontan al siglo XV y lo
cantaban los campesinos también llamados villanos, de ahí su nombre). En nuestra Catedral, era costumbre en nochebuena estrenar villancicos compuestos por músicos del cabildo. Destacan los maestros de capilla: Don Francisco soler, Don Juan Manuel de la Puente y Don José Sequera.
Este año, los niños de la Escolanía no nos van a cantar en la misa de navidad por los motivos ya conocidos. Será el grupo vocal Cemmec Ensemble, que tiene la misma
dirección que la Escolanía, Cristina García, quien acompañará la misa, interpretando algunos villancicos
populares para no perder la tradición. Otra tradición
era la petición del aguinaldo por parte del sereno, cartero, mugrero, lechero, etcétera, entregándonos unas tarjetas con unos versos algo ripiosos, indicándonos su gran esfuerzo y abnegación durante todo el año. Este año la tuna de
Distrito de Jaén, para no perder la tradición, que aunque venía de muchos años no se formalizó hasta el pasado año, le ha dado un giro diferente a su “II Aguinaldo de Jaén”
que consistirá en unas pequeñas actuaciones de villancicos en el Colegio EIP “Santo Tomás” en la calle Conde 1, y una posterior
visita guiada al Torreón Conde de Torralba por parte de magníficos guías de la asociación Iuventa. Será los lunes 21 y 28 de
diciembre con tres pases a las 18, 19 y 20 horas, contando en todo momento con las medidas anti-covid y con un aforo muy
reducido. El precio de la entrada será de
tres euros que irán destinados íntegramente
a la “Asociación Pídeme la Luna”. Habrá
también una fila 0.