Estado de alarma

Cuando Pedro Sánchez, el 9 de octubre de 2020, decidió decretar el estado de alarma en Madrid, no sabía la que se le iba a venir encima. La derecha le llamó de todo, dictador, secuestrador de las libertades, República Sanchista, Caudillo, despótico y autoritario, psicópata (Rosa Díez), lo peor que le ha pasado a este país, perturbado con ínfulas de dictador, y todo esto recogido y ampliado por cierta prensa como el ABC. Esa derecha montaraz se abstuvo de votar las prórrogas del estado de alarma porque ya había normas suficientes sanitarias para producir el confinamiento. Así, el 20 de mayo, Casado acusa de mentiras y de ineficacia al presidente por solicitar la nueva prórroga, alegando que se evitan contagios encerrando en casa a 47 millones de personas, igual que se evitan accidentes laborales y de tráfico también y que la prórroga será un agujero negro para las libertades. Ahora, concretamente el 14 de abril, en la sesión del Congreso, sigue insultando a Sánchez, pero por el motivo contrario, porque quiere acabar con el estado de alarma el día 9 de mayo. La derecha ha puesto frente al pelotón de fusilamiento a la lógica y a la cordura y todo por un puñado de votos. Es una pena que haya tanta visceralidad y tan poca inteligencia y sentido de Estado. Pero es lo que tenemos.