Esperando el autobús
Cuando a costa del contribuyente municipal se rescindió el contrato de Castillo, la Corporación de entonces —la misma de hoy— prometió que la nueva empresa iba a renovar la flota con unidades de estreno y a poner el autobús de Jaén en el siglo XXI. Ha pasado el tiempo, aquellos han vuelto y los autobuses son de edad provecta, fijos-discontinuos —pasan cuando quieren— a su total arbitrio. Vencido el contrato inicial, tirios y troyanos, en permanente contradicción por cualquier cosa, hasta la censura, aprobaron —¡oh sorpresa!— el nuevo contrato por unanimidad. La armonía nunca alcanzada para los grandes temas (bajar la deuda, salir de la ruina o hacer algo por Jaén) se la dedicaron a Alsa, que con el nuevo convenio firmado a finales de año prometió de nuevo el oro y el moro, todo lo que no ha hecho hasta ahora y los usuarios llevan años esperando con la misma paciencia que aguardan a diario en cada parada y línea a que llegue su bus, no se sabe cuándo. Ni siquiera han puesto en funcionamiento los paneles de frecuencia instalados hace años, que son usuales en todas partes menos en Jaén. Es posible que Alsa también esté esperando al tranvía para revolucionar el transporte público. Ya veremos.