Ese callado rostro

Una pregunta: ¿Cómo se siente un padre? Aunque no lo parezca, carga con una montaña de preocupaciones en su mente, y sigue adelante cada día, sin mostrar signos de debilidad, porque si le preguntas como está, tu padre dice que está bien. Lleva un peso en su corazón que no puede expresar, porque quiere ser el sostén fuerte para la familia, solucionando problemas y preocupándose por el bienestar de todos, aunque sus fuerzas estén debilitadas por la edad o su salud. Él, con su cuerpo lleno de arrugas que son un mapa de historia y sacrificio cargado de experiencia. Sigmund Freud decía: “No puedo pensar en ninguna necesidad en la infancia tan fuerte como la necesidad de la protección de un padre”. “Cuando un recién nacido aprieta con su puñito por primera vez el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre”, decía Gabriel García Márquez. Cada sacrificio que hicieron fue un acto de amor. Hoy se sabe que todo lo hacen por otros. Hoy, más que nunca, me doy cuenta de que ser padre no es solo traer hijos al mundo, sino estar, sostener, enseñar y amar en silencio sin esperar nada a cambio, por todo, hay que empatizar
con ese callado rostro.