Es mujer quien nace mujer
Era una verdad de Perogrullo, tan obvia que resulta una simpleza expresarla; quienes por motivos ideológicos pretenden mutar la condición femenina en una situación administrativa alterable a voluntad para obtener un beneficio, hacen flaco favor al feminismo. El Tribunal Supremo del Reino Unido, con realismo y sentido común, ha concluido que solo puede ser considerada como mujer quien lo sea por biología, quedando fuera del concepto —y sin poder recibir las medidas de protección establecidas para este sexo— las que no lo sean por nacimiento. Supone el triunfo de la genética y la realidad sobre el voluntarismo. En España las feministas tradicionales también van por ese camino, frente a los postulados de la ideología LGTBIQ+, y no les falta razón en que el sexo es binario, le pese a quien le pese y solo en ese contexto debe encuadrarse la protección, frente a la pretensión de asimilar a la mujer otras condiciones sexuales para acogerse al puerto seguro de las ayudas en merma de su identidad. La persona trans que con base a un acto administrativo pretenda se la reconozca como mujer, no debe a efectos de igualdad reputarse como tal y si precisa protección deberá buscarla por otro camino.