En los límites de la realidad

    30 jun 2019 / 12:42 H.

    Allá por los años 70 era muy popular una serie televisiva (“The Twilight Zone”) titulada aquí como “En los límites de la realidad”. Era un compendio de historias fantásticas, a veces terroríficas, otras enigmáticas, dotadas de ese punto en que la incredulidad se topa de bruces con una verdad incontestable ante la que solo queda abrir los ojos y la mente para enfrentarse a lo incomprensible.

    Hoy, en este Jaén de nuestras entretelas, se diría que hemos dado con uno de aquellos guiones que poblaron la serie. Un guión absurdo, inconcebible, asombrosamente inverosímil que nos tiene como protagonistas y que nos ancla a una existencia de la que no podemos escapar.

    Jaén aparece en esta historia como esa “tierra olvidada por el tiempo” —volvemos a las pantallas— en la que el progreso adquiere un peculiar “freno y marcha atrás” como quizá lo definiría Jardiel Poncela en su obra casi homónima. Mientras nuestros vecinos geográficos son capaces de disfrutar de entramados comerciales de calidad, de conexiones ferroviarias a la altura de lo deseable, de salidas profesionales para la juventud que llama a la puerta del futuro, de puestos de salida en los escalafones turísticos, de pálpitos de vida, nuestra tierra se revuelca en el triste olvido de quienes deberían colocarla en el lugar que le corresponde y que merecemos. A quienes hemos otorgado el honor y la responsabilidad de ser representantes de nuestros anhelos, nuestras aspiraciones y nuestras miradas hacia adelante resultan ser incapaces de enseñarnos la luz no ya al final del túnel sino en el más prosaico día a día. La clase política ha ido elaborando un sarcástico “modus operandi” para sonreírnos y hacernos creer en sus acciones mientras que, de forma dolorosa, descubrimos que son otros los intereses que defienden haciendo oídos sordos del rumor de nuestra protesta.

    Quizá, quién sabe, no subimos los decibelios de nuestro grito a la altura de sus tímpanos. Ya se sabe que el organismo de los políticos no se rige por las mismas reglas que el de los pobres mortales. También es posible que nos haya invadido uno de los aliens que aparecían en los guiones de la serie: El de la indiferencia, la desidia, la abulia, la negligente dejadez, la indolencia y la apatía. Sinónimos como estos pueden definir el estatus de unos jaeneros aferrados al inmisericorde y lacerante olvido en que nos sumergen sin que seamos capaces de reaccionar.

    Cada episodio terminaba con un golpe de efecto que dejaba al espectador tratando de digerir la situación, con la duda de haberla entendido y con la inquietud de imaginar que pudiera sucederle realmente. Nosotros ya estamos dentro de uno de aquellas historias. Jaén parece vivir... En los límites de la realidad.