En febrero...

    06 feb 2025 / 08:54 H.
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    En febrero no pueden bailar las mariposas. Has llegado febrero con el frío tiritando silencioso en los guantes, congelados los versos despertaban heridos, las notas musicales del viejo pentagrama se han quedado dormidas sobre la tarde gris y cenicienta. Los árboles de esquelético aspecto me miraban desnudos, descubriendo sus ramas enhiestas, retorcidas y silentes, aunque el viento danzando columpiaba con fuerza sus cadavéricas formas.

    Qué lejos están ahora aquellos bellos paisajes de alegre colorido, donde el sendero traía ese suave murmullo de sabor a pino, hierbabuena y romero.

    ¿Dónde se fue ese aroma de delicados matices, o el brillo del agua de la fuente cuando el sol besa la superficie regalando en su beso el calor más ardiente?

    Pienso en ti y me paro a observar lo que ante mis ojos de repente aparece, esa luz que se cuela entre las ramas buscando la tierra, y el dulce aroma de celindo en los jardines y el atemperado ritmo que entonan las aves cuando la tarde rosa se aleja en los tejados. Hoy es el frío quien cubre los paisajes, y se deja llevar flotando, como si un tul se deslizara sobre las horas. Mas no todo lo ocupa la melancólica sensación que aturde y desalienta, ya se ven florecido los almendros, ornando con sus bellas flores naciendo levemente, y cubriendo de versos la triste melodía que febrero pregona. Aún quedan días de grises cielos y sensaciones desapacibles, de lluvias que impregnan sus latidos sobre los pies del verde bosque olivarero. Y Jaén, una vez más se contagia del sentir de febrero.

    Qué lejos aún el cálido cantar del céfiro musitando sonrisas, qué lejos el sensible compás de suaves emociones. Cuánto te echo de menos, oh dulce melodía, oh sonoroso ritmo que vuela entre los árboles y se deja sentir en un aliento de enmudecidas palabras encontradas.

    Qué distante te siento... Cuento los días en el calendario del nuevo año y contemplo tu lejano aroma, tu recuerdo me hace transitar sobre el espacio gris en que me hallo y puedo sentir tu dulce paso, tu sonora música, tu cálido azul, tu mirada serena, tu esperado sonido...

    Y es que, en febrero, no existe el suspirar que hay en tus rosas...

    En febrero en Jaén, sabemos que no pueden bailar las mariposas.



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