Elecciones municipales

13 abr 2019 / 11:31 H.

El origen del sistema democrático municipal actual (y de la democracia en general) tiene su fundamento en las polis griegas, principalmente en la poli griega de Atenas. Allá por el siglo V antes de Cristo, Atenas se convirtió en una ciudad-estado independiente que gozó del extraordinario prestigio en todos los ámbitos del conocimiento con el liderazgo político del excelso gobernante Pericles. Había una “asamblea ateniense” en la que participaban directamente los ciudadanos. Al principio las reuniones del pueblo se hacían en el ágora, luego se trasladaron por motivos de espacio a las llamadas colinas políticas de la Pinyx y el Areópago. En ese gran espacio abierto, que servía para todo, y con la presencia de un orador (normalmente magistrado) se debatían y votaban los temas concernientes a la vida de los ciudadanos.

De todas las elecciones democráticas que se celebran en nuestro país las municipales son, bajo mi punto de vista, la de mayor enjundia, porque se trata de un ejercicio cercano de democracia directa. En ellas se eligen las corporaciones municipales (alcaldes, alcaldesas, concejales, concejalas) que son las responsables de gestionar los recursos de los pueblos y ciudades. Los regidores y los ediles electos, desde el momento de prometer o jurar sus cargos, se convierten en representantes y servidores de sus pueblos. El procedimiento de la toma de decisiones se realiza en los “plenos municipales”, convocados y presididos por el alcalde o la alcaldesa. Los acuerdos aprobados por votación mayoritaria de los ediles deben ejecutarlos los equipos de gobierno.

Asistí hace unos días, con motivo de la conmemoración del 40 Aniversario de los Ayuntamientos Democráticos, a una serie de actividades organizadas por el Ayuntamiento de Villatorres. En un acto institucional el actual Gobierno municipal reconocía y agradecía a los regidores y ediles que durante estos cuarenta años habían contribuido al desarrollo de su municipio (integrado por los pueblos de Villargordo, Torrequebradilla y Vados de Torralba). También hubo una exposición fotográfica en el Museo Cerezo Moreno en el que se pudo visualizar comparativamente los inmensos contrastes existentes de cómo estaba el municipio en la España del blanco y negro y cómo está ahora en la España del color; es decir, desde la época de la miseria y penuria de la pasada dictadura hasta la “sociedad del bienestar” de la democracia de la actualidad.

Aunque es algo aparentemente utópico, considero que los líderes orgánicos o cualesquiera otros militantes de los partidos deberían valorar positivamente, en las propuestas de elección de candidatos que le hacen a la militancia, a los compañeros de su partido con un brillante currículo municipalista, para que accedan, si lo desean, a otros niveles de la administración. Pero, los tiros no van por ahí; últimamente se ha puesto de moda los llamados “fichajes estrella” y los “políticos tránsfugas”. Del mismo modo, sería un acierto poner un límite de años en el ejercicio de la actividad política para eliminar la figura del “político profesional”, con la finalidad de retroalimentar el sistema y por ende impulsar la regeneración.