El turismo es un gran invento

    05 ago 2017 / 11:29 H.

    En eso de la competitividad entre lo fabricado, está la trampa más cruel del descontrol mercantil que actualmente sufrimos. En todas las crisis económicas cada país lame sus heridas, se arremanga la camisa y sale a la arena del circo bursátil bien como gladiador, fiera salvaje, o enclenque que se aprieta el cinturón. La competencia, como se ve, siempre es desigual. No es lo mismo salir al ruedo vendiendo coches de lujo, medicamentos y robots, que poner a la venta lo más barato de fabricar. No es lo mismo tener fauces bancarias de paraíso fiscal, que bancos rapiña que quiebran llevándose los ahorros de sus clientes y el sudor de los demás. Como se ve, en la diferencia de los productos ofertados está el meollo de la competitividad. Aunque eso sí, con la misma moneda se paga un Mercedes que un espeto o una paella. Y es aquí donde entra el gran paso a la luna de nuestra recuperación económica. El milagro se llama turismo, ese gran invento que el astronauta Armstrong descubrió en el verano de 1969, y que Rajoy ha hecho suyo cuando tiraba cohetes celebrando la despedida del parado número cuatro millones español.