El tren a ninguna parte

    14 nov 2022 / 16:18 H.
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    Ya penalizaron a muchos paisanos por manifestarse libremente por el abandono ferroviario al que nos someten, bendito derecho constitucional. Fueron unas multas injustas, las autoridades aprovecharon esos resquicios legales que los distinguen entre empáticos o escrupulosamente efectivos. Estamos aislados y luchamos por no morir lentamente pero la letanía resulta más dolorosa. Necesitamos ayudas, crear industria y así mejorarán las infraestructuras y, cuando sean las adecuadas, tendremos las famosas inversiones. Y las que tenemos, y en esta moderna corriente de electrificar todos los transportes, para mejorar la movilidad y proteger el medio ambiente, dicen, no las usemos. Cada vez que explico la prohibición obvia y evidente de parar o estacionar en las vías del tranvía, se producen unas risas con miradas cómplices en el aula. Les remonto a tiempos en los que la Junta no se llevaba bien con el Ayuntamiento, ahora es el Ayuntamiento el que no se lleva bien con la Junta, qué cosas. Les cuento que en su día, en una de mis múltiples y altruistas colaboraciones con Concejalia y Policía Local, les propuse colocar la señal que prohíbe estacionar pero deja parar: sin perder de vista el vehículo y menos de 2’, aunque pudieran ser 100. Total, el tranvía ni está ni se le espera...

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