El silencio de los borregos

    08 feb 2016 / 09:40 H.

    No hay peor defecto que la soberbia, esa altivez, ese envanecimiento desmedido por ser el preferido. Hombres arrogantes que no quieren escuchar lo que el país necesita y que patalean sin parangón, enfrentados en tablas, por no despegarse del sillón. Y mientras tanto, sus acólitos, aun en contra de su propia ética, miran en silencio cual borregos ineptos permitiendo la corrupción y fomentando la sinrazón. Sitúan la disciplina de partido por encima de todo, ya que, como dijo Alfonso Guerra, el que se mueve no sale en la foto. Borregos que susurran cotilleos en los pasillos, que saben que la única solución para la crisis que atraviesa España es pensar y actuar en pro del interés general y que, sin embargo, no son capaces de exigir a sus supuestos líderes, que distan mucho de serlo en la actualidad, que frente a la insensatez de unos y la cortedad de miras de otros, hablen y lleguen a un entendimiento. Que dejen de lado su ambición y den paso a la razón.