El rincón del emprendedor

    02 feb 2022 / 16:47 H.
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    Conocemos algunos porqués y cómos, pero solemos ignorar los principales para qué de nuestra existencia. Toda pregunta es primero una forma de mirar, y el pensar siento que es un aprender a respirar, no permanecer mudos a las preguntas que nos hacemos y a las razones que nos piden. La pregunta, la mirada, el pensamiento, la respiración, la palabra y el tiempo van cincelando nuestras vidas, pero... permitidme que me presente: mi vida ha transcurrido en el mundo de la empresa, de abajo a arriba, con sus éxitos y fracasos, y empezar de cero más de una vez, pero lo que siempre reconozco en mí, es la condición de emprendedor. Una condición que va más allá de la vida profesional. Agradezco la oportunidad y acepto el reto y la responsabilidad de una columna de opinión en la que volcar algunas reflexiones y miradas propias, teñidas con la experiencia de mis, pocos o muchos, años y la edad de mis sueños. La trayectoria de una experiencia, de un aprendizaje, de una situación, de un recorrido que puede ayudar, inspirar, compartir una búsqueda de futuro deseable, un sentido, especialmente de un diálogo y de un sentido de pertenencia a la comunidad a la que me dirijo y que pueda leerme, gesto que de antemano agradezco. Quiero hacer especial hincapié en la fuerza que tienen las personas que mueven montañas, en la confianza de uno mismo, el ímpetu y las ganas de hacer cosas, que pueden llegar a transformar nuestro contexto, nuestras relaciones personales y profesionales, nuestra vida. También me adelanto a pedir disculpas si alguien se sintiera ofendido por mis palabras que irán apareciendo en próximas colaboraciones. Palabras enmarcadas en la opinión personal y que evidentemente no tienen que ser compartidas, ya las interpretaciones son difíciles de adjudicar, aunque seguro que algo tendré que ver, en cualquier caso ofrezco siempre diálogo, por lo demás, confío en que el tiempo y el olvido lo soportan todo. Emprender es para mí una visión del mundo, no es solo una receta metodológica, es imposible fijar una hoja de ruta común. Nunca hay garantías, la vida se muestra así, emprender nos deja bien claro que puede que no recojas lo que siembres, pero que no recogerás nada que no siembres. Es el espacio de los posibles, en el que trazar los caminos de lo impensado, donde la clave es aprender a aprender. No tener miedo y atreverse; cuando caminas, solo el siguiente paso te dirá si el anterior fue acertado o no. Avanzamos.

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