El piano de Rodrigo

    28 mar 2023 / 10:13 H.
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    Hace algunos años, en la esquina de Gran Vía con Hortaleza, en Madrid, me encontré con un tipo con los ojos muy brillantes. La memoria, que es una pecera llena de peces, desde su parte más arcaica, y poniendo en marcha mi sistema límbico, me ofreció un recuerdo nítido. Acababa de conocerlo pero, a Rodri, ya lo recordaba desde siempre. Rodrigo Gómez Pastor es pianista y músico, pero yo siempre he preferido llamarlo: Mago. El autodidacta de las teclas blancas y negras pone en danza a cualquier alma que se cruce en su melodía. Rodri es un ser humano de corazón ancho y hermoso, que hace música incluso cuando no la hace. Que la sueña, la crea y se la inventa. No busquen sus partituras porque no existen. Los recuerdos de su vida son eso, música. La música de Rodrigo es sanadora, limpia, tiene tantos matices y tantos colores, que una vez has sido alcanzado, nunca vas a querer salir de ella. Hagan la prueba. Él, que improvisa como un dios sobre el teclado, solo se separa de su sonrisa cuando deja caer el pie sobre el pedal para dar sentido a la palabra: Música. La música remienda heridas, cose rotos, recompone almas y alivia los daños. Imaginen que existe alguien que hace todo eso a la medida. Pues existe y se llama Rodrigo.

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