El Neveral sigue en pie

    25 mar 2020 / 16:27 H.
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    Siempre he pensado que El Neveral, como comúnmente se le conoce al Hospital Doctor Sagaz, es un tesoro absolutamente desaprovechado por las administraciones y del que los ciudadanos solo tenemos palabras de afecto y reconocimiento. De pequeños, y no tan pequeños, eran frecuentes las salidas familiares y comidas al aire libre por los pinares de sus alrededores. Conforme hemos ido cumpliendo años, tenemos la experiencia de haberlo visitado con motivo del ingreso de algún ser querido. Y, en los últimos años, mi presencia por sus aledaños se debe a determinadas visitas que he hecho a una preciosa vivienda por allí ubicada llamada “Buenos Aires” que hace las delicias de toda celebración que busque originalidad glamurosa y distinguida. Y fue, precisamente, en una de esas reuniones sociales cuando coincidí con uno de los nietos del Dr. Sagaz, conocido compañero profesional muy querido, y quien nos deleitó con algunas magníficas anécdotas de su abuelo relacionadas con este hospital. La cercanía de tantas referencias me cautivó y pronto me vi buceando por google para recabar cuanta información hubiera de este centro de Jaén y de su primer director e impulsor, Luis Sagaz Zubelzu, lamentando comprobar que, como es tónica general de nuestros dirigentes, ignoran qué destino darle, lo que hace que se encuentre inmerso en un lento e inevitable proceso de desmantelamiento, por lo que algunos medios de comunicación lo llaman el Hospital Fantasma. Ahora, con motivo del covid-19, salta a la palestra informativa que este sanatorio va a estar en funcionamiento del cien por cien para contagiados por coronavirus. Me alegra mucho saber que las autoridades competentes vuelven sus miradas a este emblemático hospital, el más antiguo de la ciudad y que cuenta con innumerables historias interesantes sobre la identidad de algunos de sus pacientes, o sobre los propietarios del terreno sobre el que se levanta, o del servicio que allí prestaban las Hijas de la Caridad. Ahora sólo falta que, una vez pasada la lucha contra este atroz virus, se destinen partidas presupuestarias suficientes para rescatarlo, modernizarlo y darle vida.

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