El mundo de mañana

    08 nov 2024 / 09:10 H.
    Ver comentarios

    Cuando detectas en tu pensamiento un motivo periódico, te preguntas ¿Qué hay en este patrón que me ha atrapado? Lo mismo ocurre con el planeta. Siempre ha llovido torrencialmente. Mi hija nació el día de la mayor tormenta caída en Jaén que por fortuna solo causó pérdidas materiales. No ha pasado lo mismo con la DANA de Valencia. Tampoco con las inundaciones de Grecia del año pasado, o tras el ciclón que en septiembre dejó en Libia más de 2.000 muertos. Cuanto más confusos se vuelven los acontecimientos más se bloquea el intelecto y eso no es útil para descifrar el patrón. El Mediterráneo tiene 23 grados de fiebre; 2 grados por encima de la media de los años 80 al 2000 y parece que no hay vuelta atrás. Sé que esta tragedia ha surgido con una violencia tan excesiva que se traga cualquier dato. Estamos sobrecogidos con el enorme sufrimiento de las familias que lo han perdido todo. La mejor forma de reverenciar las vidas que han desaparecido es el compromiso irrenunciable de comprender las razones, de depurar responsabilidades, de aprender que el nuevo clima nos obliga a convivir con el riesgo y de intentar mitigarlo adaptando las ciudades a la naturaleza respetando la memoria del agua.



    Articulistas
    set (0 = 0)