El mendigo poderoso

    14 sep 2021 / 16:57 H.
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    El cartón era su confortable colchón, no comprado en las rebajas, sino encontrado en el contenedor de los papeles reciclables. Era feliz al dormir todas las noches con las estrellas y los luceros. Se sentía poderoso, ya que su dormitorio estaba en frente de un cajero automático, con fondos de billetes suficientes para hacer una hoguera en la noche de San Antón. Unos gamberros, con el corazón de lata y el alma de plástico querían quemar a este hombre como San Lorenzo en la parrilla. Ya digo, querían quemar su colchón, que era de cartón como el que buscaba “Piturda”, otro mendigo del que se reían aquellos hombres y mujeres con el corazón de lata y alma de chatarra. Que se sepa. A “Piturda” le quemaron la casa. Otro mendigo popular de Jaén fue Pepe “El Largo”, cuyo dormitorio era el buzón de correos que había instalado en la Plaza de San Francisco. Cuando falleció, aparte de su hermana, y unos cuantos empleados del Diario JAÉN antiguo fuimos el único duelo para despedir a un hombre que pasó a la historia por no tener nada. A los mendigos no se les debe hacer daño sino a llevar su cruz por las calle del dolor, por las que transitamos los humanos que comemos y vestimos todos los días, o sea, comparado con la vida de los mendigos, es toda una ironía.

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