mar Muerto

El panorama es para tirarse de los pelos. Las colas en la Audiencia Nacional atestadas de gentes del PP y de sus compinches que, en franca armonía, parecen que han quedado para coger el AVE camino del Rocío. Los del PSOE, con un cristo interno que reventó con el golpe chusquero de Despeñapedros, a la deriva. En Podemos, discerniendo entre la V y el puño y los de Rivera ejerciendo de comerciales del IBEX 35. Mientras tanto, Mariano en su papel preferido, viéndolas venir y haciéndose el muerto, a la espera de que se machaquen los otros, como si la Gurtel, la Púnica, las tarjetas black, la trama valenciana y lo que queda por salir no fuera con ellos. Así la cosa, el domingo se la juegan en el PSOE que, visto lo visto, parecen que optarán por la abstención como mal menor. Pero este mal menor puede acabar siendo su Mar Muerto, no el que está entre Israel, Palestina y el Líbano sino éste Mediterráneo tan cercano, que está plagado de cadáveres inocentes ante la indiferencia vergonzante de la Unión Europea y que aumentará su nómina con ilustres del no es no. Ya lo dijo Guerra en su momento: el que se mueva, no sale en la foto.