El lujo
de votar

El último domingo de este mayo tenemos de nuevo otra cita con las urnas, en esta ocasión toca elegir y votar a los que van a gobernar nuestros municipios durante los próximos cuatro años. Fue el tres de abril de 1979 la primera convocatoria de elecciones municipales tras la dictadura, en la que yo también por primera vez ejercía mi derecho a voto en una España que entraba de lleno en su transición democrática. Desde aquel entonces hasta hoy nunca han fallado mis visitas por convicción democrática y porque sé que en cada una de ellas he votado en conciencia a los intereses políticos de mi clase social. Y aún con más derrotas que victorias siempre he pensado que lo verdaderamente importante es ver a la gente en los colegios electorales votando en libertad, sobre todo viendo tal como están las cosas en este mundo tan polarizado y económicamente estresante. De todas las elecciones a las que somos convocados para votar a lo largo y ancho de nuestra democracia, quizá la más significativa, cercana y comprometida será siempre aquella en la que elegimos a nuestro gobierno municipal. Fallar a esa cita con las urnas es fallarle a tu ciudad.