El fallo

24 mar 2017 / 11:58 H.

Alo largo de mi vida, por compromisos de amistad, me he visto obligado a tomar parte en jurados que debían juzgar concursos de carteles, de saetas, de disfraces, dibujo, logotipos, sellos de Correos y no se cuántas actividades más. Y les aseguro que no es fácil ser juez, por más que uno tenga ciertos conocimientos de la materia que va a valorar, algo que no suele ser muy común.

Los juzgados suelen formarse con un señor que es concejal, una señora que es presidenta de una asociación de vecinos, de un director de no sé qué empresa y gentes que tienen una representatividad social, pero cuyo conocimiento de la materia a juzgar se desconoce. Luego pasa lo que pasa muchas veces, que se cometen errores. Por eso hay que felicitar a quien se le ocurriera llamar fallo al dictamen de un jurado. Y esto sin contar los que llegan al jurado con el veredicto debajo del brazo. Los apaños se dan en todas partes. Ya hemos visto recientemente el fallo en la elección de la canción que representará a España en Eurovisión. La sensación de tongo aún perdura en quienes pudieron ver el final del concurso. Y el eco que hasta ahora está teniendo la canción elegida también habla de su escasa calidad. Pero ahora mismo, lo más actual, lo más calentito, ha sido la final de “Got Talent”, que ha tenido un ganador totalmente insospechado en el bailarín de rockabilly Antonio “el Tekila”, al ser el más votado por el público. Un resultado que nadie entiende pero que es inapelable porque ya se sabe que el público es soberano. Yo diría que uno de los jurados, Risto Mejide, puso mucho de su parte para que el público se volcara con el Tekila. La actitud de Risto con el concursante fue vergonzosa.

Un jurado debe opinar sobre la actuación del concursante, pero nunca debe ni puede humillarlo, menospreciarlo ni ridiculizarlo. Esa actitud y las muchas simpatías con las que se ve cuenta Risto, hicieron que los espectadores se alinearan junto al concursante. Risto Mejide completó su actuación ejemplar abandonando la mesa del jurado y el plató. Cuesta creer que una persona que da la impresión de que es inteligente sea tan prepotente y tome actitudes tan poco ejemplarizantes. En fin, ya digo que es muy difícil ser jurado, sobre todo si uno se cree el más listo de la clase. Lo lamentable de todo esto es que hubo un concursante que fue gravemente perjudicado: Samuel.