El enigma de Mont Sainte-Odile

    27 dic 2025 / 09:04 H.
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    Entre 2000 y 2002, la abadía de Mont Sainte-Odile, colgada en lo alto de los Vosgos, como un nido de piedra y niebla, fue escenario de un misterio digno de los viejos manuscritos que custodia. Los libros desaparecían sin romper cerraduras, sin ruidos, sin huellas. Cada mañana, los monjes recorrían las estanterías con la sensación de que una sombra fantasmal se adelantaba a sus pasos. Cuando la policía intervino, tampoco halló explicación. Nada parecía tener sentido... hasta que la lógica cedió ante lo insólito. El autor de los robos, Stanislas Gosse, profesor y amante de la bibliofilia, había descubierto un plano medieval de pasadizos secretos que comunicaba el exterior con la biblioteca. Durante noches enteras, deslizándose por corredores olvidados, tomó más de un millar de obras antiguas guiado por un fervor casi monástico hacia el conocimiento. Su captura llegó con la instalación de cámaras ocultas. Tras la figura del ladrón espectral solo había un hombre vencido por la fascinación de los libros. Hoy, los volúmenes han regresado a sus estantes, pero el caso dejó una certeza que aún flota en los pasillos de la abadía: cuando el saber seduce demasiado, no es el ladrón quien penetra en los libros... sino los libros los que penetran en él.

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