El efecto polizón

Continuando con las preocupaciones sociales, no muy populares a la par que incómodas, daremos otro meneo a la conciencia, ahora a la individual de aquellos que no están teniendo un comportamiento edificante aprovechando el Estado social que perdura y resulta en no pocas ocasiones indiscriminado y sin control. Hablamos de los polizones que se vienen colando en la sociedad del bienestar sin pasar por taquilla, colgados a todo y a todos, cual gorrón de taberna, eso sí, hablamos de los que son lozanos holgazanes, que haberlos ahílos y muchos por doquier. Ellos y ellas, no son de dar, son más bien de recibir, pues para eso se les viene adoctrinando desde hace años en las indiscriminadas triquiñuelas de las medidas “sociales” a modo del entrada falsa, para colmo gestionada por el capitán de turno. Consecuencia, pobreza y merma en las cuantías de los tantos pasajeros que si que realmente merecen nuestro empuje solidario, los mayores y los enfermos. Aquellos otros “no invitados” a embarcar son los que lastran el peso de la nave y encarecen el billete impositor de los esforzados del pasaje. Yo te nombro y te señalo, polizón.