El cupo catalán

    03 ago 2025 / 18:43 H.
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    Estamos en época de vacaciones y apetece descansar después de un curso duro y complicado en todos los ámbitos que se nos ocurra describir y para todos los ciudadanos que interaccionan en ellos. Los acontecimientos se desarrollan a una velocidad de vértigo y parecen tener una fecha de caducidad cada vez más cercana. La sensación que manifiesta la mayoría de las personas con las que comento los temas de actualidad es que todo está hecho para que se vea sólo la fachada, cuanto más atractiva y deseable mejor, pero cuando se intenta profundizar en el meollo de las cosas sólo se encuentra vacuidad y falta de consistencia en el mejor de los casos y sobre todo, cuando se trata de asuntos políticos, ineficacia o corrupción en la mayor parte de ellos. Este es el panorama del teatrillo al que asistimos y vemos representar en este primer día de agosto a través de medios, seudo medios, plataformas y redes sociales, entrevistas pactadas, infinidad de tertulias y vídeos, sobre todo vídeos que salen a la luz como el sarpullido gracias al inefable esfuerzo grabador de todo “quisqui” con teléfono móvil o realizados a conciencia con el arte sublime del aizcolari de referencia nacional que eructa, duerme y vive la vida mientras graba y archiva secretos inconfesables. Y en esas estamos, distraídos
    con la música de fondo y el desfile de marionetas, mientras nos cuelan por entregas y de tapadillo el cupo catalán.

    Del cupo catalán no sabemos casi nada porque es un tema que no interesa airear demasiado, no vaya a ser que aquellos que son socialistas de verdad y votan convencidos de que están optando por los que van a defender la libertad, el progreso social y la igualdad de todos ante la ley, se enteren de que gracias a la inconfesable acción del gobierno más progresista que pudieran imaginar en sus mejores sueños cuando depositaron su voto, a partir de ahora y de manera institucionalizada todas las autonomías van a ser preteridas en cuando al reparto de los dineros públicos para favorecer en exclusiva a Cataluña, Navarra y País Vasco. En resumen, que se va a cumplir el sueño de la derecha más retrógrada, que consiste en que los más ricos reciban más y paguen menos para seguir ahondando en la miseria de las autonomías más desfavorecidas, porque eso es lo que se pretende hacer conservando los privilegios forales —que están en la Constitución—
    y concediendo el cupo catalán que es un privilegio equivalente de nuevo cuño.

    Los conservadores están hablando de este asunto, y no sabemos cuál es su posición real ante él o si están en contra sólo coyunturalmente o por mero interés político. Habría que verlos actuar cuando necesiten los votos nacionalistas. Eso por ahora es un arcano que convendría conocer cuanto antes, aunque tendríamos respuesta cierta si por cualquier jugada del destino necesitasen dichos votos para conseguir el poder. Los partidos mayoritarios en España tienen la funesta costumbre de recurrir siempre a los votos interesados de los independentistas sin importarles demasiado el precio a pagar para conseguir el Gobierno y mantenerse luego en el poder. Jamás se detienen a pensar siquiera en la posibilidad de hablar entre ellos y llegar a acuerdos que beneficien a la mayoría y mantengan la cohesión social y el sentido de pertenencia a una comunidad nacional o a un único país, si prefieren llamarlo así. No obstante, está por ver si con la composición actual del Congreso y la precaria situación que tiene el gobierno, por mucho que negocien y cedan, lograran aprobar esa aberrante cesión de soberanía, ese privilegio económico que rompe la igualdad fiscal entre españoles, pero es seguro que lo van a intentar para seguir con la ficción de que no sólo pueden mantenerse en el poder, sino también gobernar. Si llega ese momento, lo que de verdad sería de esperar en una sociedad concienciada y no mediatizada con los fuegos de artificio a los que estamos sometidos, es que los liberales, la socialdemocracia y la verdadera izquierda despierten, se declaren contrarios a este atropello y voten en consecuencia, porque el cupo catalán es contrario al principio de igualdad entre los españoles de acuerdo con lo que dice el artículo 14 de la Constitución vigente.

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